lunes, 29 de octubre de 2012

Brasil aprovechará residuos de pesca para producir biodiesel

 

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Brasil, uno de los mayores productores mundiales de combustibles alternativos, se propone aprovechar los residuos de la pesca como materia prima para la fabricación de biodiesel.

El desarrollo de las tecnologías necesarias para ese propósito fue objeto del acuerdo suscrito este jueves entre el Ministerio de Pesca de Brasil y la petrolera Petrobras, una estatal que ya produce biodiesel a partir de soja, ricino y palma.

El memorando de entendimientos compromete a las dos partes a intensificar los estudios para el posible aprovechamiento del aceite de pescado como materia prima de biodiesel, un combustible de gran demanda en el país debido a que la legislación obliga a los puestos de distribución a mezclar diesel vegetal en el mineral.

El acuerdo fue suscrito en el palacio presidencial de Planalto en la misma ceremonia en la que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, anunció un plan de 2.050 millones de dólares para elevar la producción brasileña de pescado desde un millón de toneladas en la actualidad a dos millones de toneladas en 2014.

La elevación de la producción también aumentará los residuos de la pesca y el aceite de pescado, por lo que le dará viabilidad a los proyectos que utilicen estas materias primas.

"Vamos a apoyar el desarrollo de una nueva alternativa de abastecimiento y contribuir también para el aprovechamiento de residuos de la actividad pesquera en la producción de biocombustibles", afirmó el presidente de la subsidiaria de Petrobras para el sector de Biocombustibles, Miguel Rossetto.

El funcionario explicó que la Petrobras Biocombustibles ya desarrolla iniciativas para evaluar el aprovechamiento del aceite de pescado en la producción de biodiesel. Rossetto citó entre otros un proyecto de asociación con los piscicultores de la región de Jaguaribara, en el estado de Ceará, para aprovechar sus residuos.

Según un comunicado de Petrobras, el acuerdo suscrito con el Ministerio de Pesca "tiene como principales objetivos ampliar el aprovechamiento y la productividad de los recursos naturales, pesqueros y acuícolas, aumentar la renta de los pescadores y agregar valor a la producción, así como promover el desarrollo técnico, científico y de innovaciones tecnológicas para la actividad".

Esta gran medida debería ser tomada como ejemplo en los demás países de Sudamérica para el fortalecimiento de nuestro medio ambiente y generar empleo a partir de una innovación.

domingo, 21 de octubre de 2012

Estadounidenses Lefkowitz y Kobilka ganan el Nobel de Química 2012

 

El Nobel de Química ha distinguido este año a los estadounidenses Robert J. Lefkowitz y Brian K. Kobilka por sus estudios sobres receptores celulares, a través de los que logran sus efectos cerca de la mitad de los medicamentos.

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Robert J. Lefkowitz, a la izquierda, y Brian Kobilka, premios Nobel de Química 2012.

 

Durante décadas, fue todo un misterio saber cómo las células podían reconocer cambios en su entorno y reaccionar ante estas variaciones. La célula tiene que notar lo que pasa en el exterior, fuera de su membrana, para adaptar su metabolismo a esos cambios y además tiene que hacerlo sincronizadamente con el resto de células. Se sabía que las hormonas viajan por el cuerpo y van avisando a las células de las distintas situaciones, por ejemplo de que toca dormir, comer o de que hay un olor extraño. El enigma era cómo se producía esa transmisión de información.

La hipótesis de la que partieron muchos científicos era la existencia de algún tipo de receptores en la superficie celular, pero hasta que Lefkowitz comenzó a usar la radioactividad en 1968 nadie los había podido identificar.

En 1968, Lefkowitz empezó a utilizar marcadores radiactivos para poder seguir a las hormonas y así desenmascarar a los receptores de las células. En su laboratorio, pegó un isótopo de yodo a varias hormonas y gracias a la radiación pudo ver cuáles eran los receptores que asimilaban esas hormonas, entre ellas la adrenalina, y así encontrar su escondrijo en la membrana que separa a la célula del exterior.

Más de una década después, Kobilka, que trabajó en el laboratorio de Lefkowitz a mediados de los 80, logró aislar el gen responsable de la producción del receptor de la adrenalina. Al analizar el gen, se dio cuenta de que el receptor era parecido a otro presente en las células del ojo y que tienen la capacidad de atrapar la luz. Así, se dieron cuenta de que había una serie de receptores con una estructura similar y que funcionan de la misma manera. Hoy se sabe que hay más de 1.000 genes que producen estos receptores y nos permiten disfrutar de la comida, de las puestas de sol o de la emoción generada por una experiencia intensa.