lunes, 4 de agosto de 2008

Investigación de la Universidad de Navarra mejora la absorción del fósforo de los abonos

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Iñaki Guardado, investigador del departamento de Química y Edafología de la Universidad de Navarra, ha descubierto nuevos complejos para optimizar la absorción del fósforo que contienen los abonos.

Su tesis doctoral, titulada “Interacción fósforo-sustancias humídicas. Caracterización físicoquímica y efecto sobre la absorción del fósforo en el suelo”, se ha desarrollado en colaboración con la empresa Timac-Agro, en cuyos laboratorios ha realizado parte de la experimentación. 
Durante la investigación, el graduado de la Facultad de Ciencias ha analizado los procesos a través de los cuales el fósforo forma complejos con el humus, la parte alta del suelo formada por descomposición de restos orgánicos, mediante puentes metálicos de hierro, aluminio, etc. Tras estudiar la estabilidad y estructura de los nuevo complejos, Iñaki Guardado inició ensayos en diferentes suelos en Palencia, Salamanca y Navarra. “En concreto”, explica, “los análisis tuvieron lugar cerca de Pamplona, en Iza, y los resultados de absorción del fósforo fueron muy buenos, al igual que en los otros dos terrenos”. 
Según explica el químico, la importancia de este estudio radica en que el fósforo es, junto con el nitrógeno, uno de los elementos más necesarios para que las plantas crezcan: “Resulta indispensable como fertilizante en cultivos de producción porque su contenido natural en el suelo es muy bajo, de ahí que tenga un papel fundamental en la agricultura por todo el mundo”, explica el investigador.

7 de cada 10 kilos de fósforo, desperdiciados
Asimismo, los hallazgos de Guardado pueden servir para combatir la contaminación que se produce cuando la lluvia arrastra fósforo en exceso a los cursos de agua colindantes, denominada eutrofización. “Este problema provoca la proliferación de algas superficiales. Éstas cubren el agua, la enturbian, le quitan oxígeno y matan a las demás especies que lo necesitan”, explica el nuevo doctor. 
Además, como consecuencia se generan malos olores, y si el proceso no se frena, termina con la diversidad del ecosistema y la calidad del agua. “Para hacernos una idea del volumen de fósforo que se desperdicia, sabemos que las plantas no aprovechan siete de cada 10 kilos de este mineral, porque quedan fijados en el suelo de forma sólida o los arrastra la lluvia”, enfatiza. 
En el caso de Navarra, el investigador advierte que todavía son más graves los riesgos de contaminación por nitratos, derivados de las actividades agrícola, ganadera e industrial. “Para evitar su efecto dañino -añade- se tendrán que realizar más experimentos con los complejos estudiados, lograr el rendimiento adecuado y formularlos como fertilizantes”.

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